martes, 26 de julio de 2016

Bolívar hombre, maestro, guerrero y libertario. Un icono de la venezolaneidad. Por: MSc. Junior J. Santiago G.

Bolívar hombre, maestro, guerrero y libertario.
Un icono de la venezolaneidad.

Por: MSc. Junior J. Santiago G.
Orador de Orden en Sesión Solemne con Motivo
233 Aniversario del Libertador Simón Bolívar.

De Simón Bolívar hay mucho que expresar, pero hemos de ser sintéticos. Decir que fue un auténtico hombre, que con su espada y aires libertarios enseñó y sigue dejando huellas de independencia, no es suficiente.
En un día como hoy, 24 de julio de 1783, hace doscientos treinta y tres años, el Coronel Juan Vicente Bolívar y Ponte (57 años de edad) y Doña María de la Concepción Palacios y Blanco (25 años de edad) traen a estas tierras venezolanas a un niño, a quien pondrán por nombre Simón José Antonio de la Santísima Trinidad Bolívar y Palacios. En ese instante se erige un hito, un referente que en el tiempo para nuestra Venezuela se recordará en el sentido más historicista, como Nuestro Libertador.
La vida de Simón Bolívar, en lo humano, cuenta con algunas facetas que subrayan peculiaridades poco significativas para algunos; pero de gran relevancia para otros, ya que acentúan la existencialidad próxima de cualquier ser humano y de la cual Bolívar no estuvo exento. Qué más allá de lo que en su adultez fue y por ende se le recuerda (Político, guerrero, luchador, héroe, libertador), también le asistió la vida misma como a cualquiera de nosotros.
Según relata la historiografía, la vida de Simón tuvo desde sus inicios una variopinta peculiaridad que según Barrios (2010) se desglosa de la siguiente manera:

…desde su nacimiento, no pudo ser amamantado por su mamá por su delicado estado de salud siendo pues Hipólita, esclava de la familia, quien se ocupó de hacerlo (…) Huérfano a edades muy tempranas. Primero a sus tres años de edad cuando muere su padre, sin embargo su infancia fue como la de otro niño, normal. Cinco años más tarde, muere su madre (s/p).

Vale decir, que antes de su década de nacido Bolívar queda huérfano de Padre y Madre. Su suerte queda bajo la tutela de su abuelo materno, Don Feliciano Palacios, quien junto con la Negra Matea le cuidaron y educaron (Cfr. Barrios, Ob. Cit.).
En su desarrollo humano y espiritual, le asiste en su formación, Don Simón Rodríguez y Andrés Bello; así como el Pbro. José Antonio Negrete. Es necesario destacar, lejos de todo Popperianismo, la influencia que tuvo el Generalísimo Francisco de Miranda (1750-1816) en Bolívar, a saber que, el caraqueño a sus aproximados veintiséis años de edad degusta obras cumbres del momento,  opúsculos ilustradores como los de Rousseau (El Emilio), Voltaire y Montesquieu; así como de la filosofía empírica inglesa de Locke. Se podría decir de principio a fin, que Simón Rodríguez cultivó en las primeras letras y Miranda incitó a la literatura profunda del entonces, que no era otra cosa más que filosofía social despertando en aquel joven y aventurero, deseos de Conquista de una Libertad y soberanía, aires de independencias, así como la idea de lo que conocemos la Gran Colombia.
Fue también relevante su formación militar. Luego de estos estudios, viaja a Europa donde es embestido por Eros a sus 19 años de edad, contrayendo matrimonio, desde luego, con María Teresa Josefa Antonia Joaquina Rodríguez del Toro y Alayza (Cfr. Verna, 1983:46) quien a su llegada a Venezuela perece; pero también fue pareja de Isabel Soublette y Xérez de Aristiguieta; Fanny Du Villar Inés Berbecí; Bernardina Ibañez de Vidal Arias y Rodríguez y por Último, a quien la historiografía bolivariana ha conferido el título de Libertadora del Libertador, Doña Manuela Sáenz Aizpuru quien llegó a ser, el gran amor de Bolívar.
En virtud de este relato, observamos a un Bolívar humano como cada uno de nosotros, quien sintió desde sus primeros años la pena de ver partir a sus progenitores; ser formado o educado; sentir el fuego del amor como mucho de nosotros; proferir votos como el que exclamó en Roma, la tarde del 15 de agosto de 1805, luego de la muerte de su única esposa donde juró por la Libertad de Venezuela en la Colina  Romana del Monte Sacro a sus 22 años de edad en compañía de quien fuere su preceptor Don Simón Rodríguez y Fernando Toro (Cfr. Colmenares, s/f). Su proclama fue:

Juro por el Dios de mis padres, juro por mi patria, juro por mi honor, que no daré tranquilidad a mi alma ni descanso a mi brazo, hasta no ver rotas las cadenas que oprimen a mi pueblo por voluntad de los poderosos.

Si bien es cierto, comienza una gesta en Bolívar. Hoy que se habla de Paradigma, pues un modelo de vida se acuña en la historia de Simón José Antonio de la Santísima Trinidad. Luego de la interacción sostenida con Miranda, años más tarde de dicho juramento, queda inscrito en su entendimiento la idea que para 1798, siendo Bolívar aún adolescente, el Generalísimo Francisco de Mirando enuncia como “Colombia”. Nación constituida con límites bastante ambiciosos, sueño éste que permite avizorar desde el Sur del Misisipi hasta la Patagonia, lo que más tarde Bolívar denominará Gran Colombia.
Sin duda, “La República que tenemos hoy los venezolanos, es el fruto de arduas luchas. Primero para crearla; luego para consolidarla y mantener la autodeterminación y soberanía nacional” (Bracho, Ortega, Hurtado y Frías, 2013:14). Aspectos estos que los venezolanos en este siglo XXI, perseguimos como fin último, consolidar la patria en el marco de una Cultura de Paz, en resguardo a nuestra soberanía en cuanto espacio y en su magna y fundamental valía, su gente. De manera especial, los jóvenes y de ellos los profesionales de este tiempo que han decidido irse de esta tierra bendita, porque han topado una Re-pública desconsolidada que no le garantiza prosecución a su profesión; otros por conquistar alternativas de vida que aquí no son garantía, pues se han sofocados sus proyectos o metas para hacer de Venezuela una Nación de Desarrollo.
Se sugiere, que es el momento de imitar al Bolívar de 1819, con esa inspiración que le asistía (ideario mirandino) en lo que corresponde a la integración. Hoy en día nuestros ilustres y dignos parlamentarios se encuentran asistidos por la Providencia Divina y por la voluntad soberana que les ha consignado la tarea de debatir por lo anhelos de los hombres y mujeres, niños y ancianos, jóvenes y adultos, trabajadores y profesionales lo que nuestro Libertador proclamó en Angostura:

¡Legisladores!  Yo deposito en vuestras manos el mando supremo de Venezuela. Vuestro es ahora el augusto deber de consagraros a la felicidad de la República: en vuestras manos está la balanza de nuestros destinos, la medida de nuestras glorias, ellas sellarán los decretos que fijen nuestra libertad[1]

Sobre el asunto, una tarea que sabemos muy bien que no es nada fácil; pero tampoco se ha dicho que es imposible. Porque inspirados en este espíritu bolivariano, sabemos que esas glorias tan anheladas en aquel momento como en el ahora, serán conquistadas.
El énfasis de Bolívar por una Nación Libre, desde premisas griegas, se prescribe en la educación. Los pueblos que practica el hecho educativo, son aquellos quienes adquieren cierto grado de desarrollo. La Educación, expresa Jaeger (2006)  “… participa en la vida y  el crecimiento de la sociedad, así en su destino exterior como en su estructuración interna y en su desarrollo espiritual” (p. 4).
Es evidente la importancia de la educación. Pues por mandato de Bolívar “… debe ser el cuidado primogénito del amor paternal del Congreso[2], ya que desde ahí, la escuela, se edifican las almas, se nutren los corazones con sentido patrio  y filantropía absoluta. Es desde la Escuela donde se constituyen los valores válidos de nuestra Sociedad. Por ello continúa expresando el Libertador en dicho Congreso “Moral y luces son los polos de una República, moral y luces son nuestras primeras necesidades[3].
Bolívar, despertó gran admiración por grandes académicos o intelectuales del siglo XIX. Uno de ellos es Marx[4], quien en 1858, publica un artículo intitulado Bolívar y Ponte. Así lo concebía el Sociólogo y padre del Materialismo Histórico – Dialéctico. Además de recontar de principio a fin y con detalles cronológicos la vida y obra del Libertador, destaca su carácter militar, político y figura notoria de la Emancipación Americana frente al imperio español. Recalca un Bolívar magistral, y esta faceta hay que mostrarla. Hombre solemne, como ha de ser todo maestro (enfático).
Dicho de otro modo, profería en todo momento pensamientos, que han denotado en los estudiosos de Bolívar y su Historia, estructurarse corrientes, reflexiones y/o movimientos. En el mejor sentido socrático, a Bolívar “Le gustaba proferir sarcasmos…” (p. 230) propia actitud de la reflexión. De ello, hoy por hoy nosotros como venezolanos nos gozamos de citar a Bolívar desde lo que conocemos como Pensamientos, a saber:
.- Maldito el soldado que apunta su arma contra su pueblo[5].
.- La libertad es el único objeto digno de sacrificio de la vida de los hombres.
.- Nada es tan peligroso como dejar permanecer largo tiempo a un mismo ciudadano en el poder. El pueblo se acostumbra a obedecerle y él a mandarlo, de donde se originan la usurpación y la tiranía[6].
.- Más que por la fuerza, nos dominan por el engaño[7].
.- Como amo a la libertad tengo sentimientos nobles y liberales; y si suelo ser severo, es solamente con aquellos que pretenden destruirnos.
.- El sistema de gobierno más perfecto es aquel que produce mayor suma de felicidad posible, mayor suma de seguridad social y mayor suma de estabilidad política[8].
.-  … no podemos tener traidores en las filas, de lo contrario perderíamos la patria[9].
.-  … el velo se ha rasgado, ya hemos visto la luz y se nos quiere volver a las tinieblas, se han roto las cadenas; ya hemos sido libres y nuestros enemigos pretenden de nuevo esclavizarnos[10].
Todos estos pensamientos que muchos admiran como axioma; otros los perciben como quimeras; mientras otros los utilizan a su mejor interpretación, hay que dejar aclarado que no son constructos literarios. Son enunciados que repuntan hacia el ideario de Bolívar. La Libertad de América.
Dentro de esta perspectiva encontramos su paso por Los Andes. Taibo (2009) reseña este acontecimiento de la siguiente manera:

Tres mil hombres acompañan al libertador a través del brumoso y helado páramo; la nieve paramera mete sus dentelladas en los cuerpos semidesnudos de los hombres de las tierras bajas (…) Bolívar no desmaya ante la adversidad. En tono conmiserativo heroico e imperativo apuntala con sus palabras (…) Antes la muerte y lo que sea, que volver sobre sus pasos. Ahora tan sólo queda vencer o morir.

Acontecimiento histórico, con firme propósito. Conscientes que por el camino adversidades más allá de las climáticas han de enfrentar. Tres mil hombres para quedar en curso con mil doscientos. Número reducido que no les permite flaquear, por lo razonable que esto sea.
De estas evidencias fidedignas, vale cotejar, la emprendida histórica reciente, donde los aires libertarios, el espíritu soberano, el más auténtico sentido Gran Colombino, donde se deja en evidencia que somos una misma gente, un mismo pueblo, una sola nación, quinientas mujeres vestidas de blanco emprenden en semejante y tajante criterio que los tres mil que acompañaron a Bolívar, a atravesar el denso o cerrado surco legítimo para conquistar soberanía. Sí, soberanía. Eso han dicho tras largos años, que existe una soberanía alimentaria; pero no aquí, hay que conquistarla. No desmayar ante la adversidad, la actitud. Por ello, se rompe el cerco humano que la fuerza pública ejercía sobre la masa humana. Este, un hecho relevante para la Historia Político-Social y Postmoderna de Venezuela donde denota un pueblo preñado de bolivarianismo, es decir, patriota y con espíritu de auténtico ejército que persigue como fin último la libertad y por ende no se desmaya ante la calamidad.
En consecuencia, apreciados amigos, compañeros, académicos, fuerzas vivas, pueblo todo “tan sólo queda vencer o morir” y lo primero es lo que se avizora. Unámonos pueblo y seremos invencibles.
Finalizo con las mismas palabras con las que cierra su intervención, Simón Bolívar en su Discurso ante el Congreso de Angostura: “Señor, empezad vuestras funciones: yo he terminado las mías”. Gracias.  

Referencias

Barrios, A. (2010). Nuestra Historia Colonial: Un poema de amor a la patria. Mérida.
Bracho, A. Ortega, D. Helena, M. Frías N. (2013) Nuestra Historia Republicana. Caracas.
Díaz, F. (1989) Historia de Venezuela. Caracas. TEDUCA y SANTILLANA.
Jaeger, W. (2006) Paideia: los ideales de la cultura griega. Traducción por: Joaquín Xirau y Wenceslao RocesMéxico. Fondo de Cultura Ecómica.
Marx, K. (1858) Bolívar y Ponte.  Artículo publicado en The New American Cyclopedia, Escrito en enero de 1858  Tomo III Pp. 217-231. Traducido al español por: Juan R. Fajardo (1999). También disponible en https://www.marxists.org/espanol/m-e/1850s/58-boliv.htm
Taibo, M. (2009). El Paso de Los Andes. APORREA. Versión Digital, disponible en http://www.aporrea.org/actualidad/a84062.html
Verna, P. (1983) El Mundo de Bolívar. Caracas. Edic Delroisse.
Bolívar, S. Discurso ante el Congreso de Angostura. Disponible en https://es.wikisource.org/wiki/Discurso_de_Sim%C3%B3n_Bol%C3%ADvar_ante_el_Congreso_de_Angostura




[1] Cfr. Discurso de Simón Bolívar ante el Congreso de Angostura, 15 de febrero de 1819, en el día de su instalación.
[2] Idem.
[3] Idem.
[4]
[5] Puesto que éstas están para ser utilizadas en defensa y resguardo de la soberanía; no al contrario. Un soldado ha de ser formado bajo la conciencia axiológica, que primero es su Patria y quienes vivimos en ella; su vida es una donación a la Patria, porque así lo ordena el mismo Libertador cuando dice “Cuando el clarín de la Patria llama, hasta el llanto de la madre calla”. Su entera existencia obedece a la Patria de Bolívar; no a quienes se han llevado los Bolívares de la Patria.
[6] Sobre el mandato y la obediencia, es necesario escribir. Sin embargo hay que enfatizar, que existen problemas superlativos cuando un sujeto asume rangos u ostenta el poder. La escuela como ente rector de la formación social, moral y cívica, ha de enseñar que “el mando no es el mejor de los honores; sino el mayor y más sacrificado de los servicios” (Palabras de Mons. Marco T. Ramírez R.) y continúa el Prelado en cita: “Hay que aprender a obedecer para aprender a mandar
[7] Si no existe una formación adecuado; si no hacemos del hombre el alto tipo anhelado desde lo ideal, pues toparemos a un ser humano desnutrido de espíritu y por consiguiente vulnerable. Bolívar fue el primero que promovió una Universidad Autónoma, Crítica e Innovadora. Es desde la educación que hacemos al hombre enteramente libre. Fortificado el espíritu, no hay fuerza que valga.
[8] Sus ideas independentistas apuntaron precisamente a que los gobiernos que rigieran los destinos de esta Patria, fueren endógenos, es decir Venezolanos dirigidos por venezolanos y no por Españoles cuyos fines eran otros. Siempre exhortó a considerar de los griegos el areópago (tribunal donde se interpretaban las leyes) y el Derecho según los romanos. Por consiguiente un sistema de gobierno debe garantizar al pueblo reglas que  proporcione a los ciudadanos armonía, puntos de encuentro, bienestar; se atienda la educación, la salud y la soberanía; así como la ecuanimidad.
[9] Estas palabra emitidas por Bolívar en su Declaración de Guerra a Muerte en el año 1811. Sentencia ésta que debemos digerir, el tiempo presente no los exige. Hay necesidades de un acto de contrición patrio. En la medida en que nuestras obras sean pensando en lo general; se percibirán los efectos en el orden particular.
[10] Letras depositadas en la Epístola a Jamaica en 1815. En los últimos años hemos compartido la siguiente Frase: “Eramos felices y no lo sabíamos”. Bolívar no quiere de nosotros la esclavitud. Su vida se agotó tras constantes luchas emprendidas en razón a la libertad.

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